Mi pareja no dice nada cuando discutimos

Hay una situación que escucho mucho en consulta:


«Cuando discutimos, mi pareja no dice nada. Se queda callado, como si no le importara. Yo me desespero, me altero más… y siento que estoy discutiendo sola.»

Si has vivido algo así, quiero que sepas que no estás sola. No es raro sentirse confundida, frustrada o incluso rechazada ante ese silencio.
Y no, no estás exagerando. Lo que sientes es importante. Pero también es importante entender qué puede estar ocurriendo al otro lado.

¿Qué hay detrás de ese silencio?

Cuando hablamos de pareja, a menudo damos por hecho que comunicarnos de la misma manera es lo natural. Pero no lo es. Cada persona aprendió desde la infancia a regular sus emociones como pudo. Algunas aprendieron a hablar, a debatir, a expresar. Otras, en cambio, aprendieron que para protegerse era mejor callar.

Ese silencio en una discusión puede tener muchas raíces:

  • Evitación del conflicto: Tal vez tu pareja aprendió que discutir lleva al dolor o al abandono, así que evita el conflicto como mecanismo de defensa. Calla para no empeorar las cosas.

  • Desregulación emocional: Hay personas que, ante una discusión, se bloquean. Su cerebro literalmente entra en un estado de «desconexión». No es que no quieran hablar: no pueden hacerlo en ese momento.

  • Miedo a decir algo que hiera: Puede que tu pareja tema decir algo de lo que se arrepienta, y se contenga demasiado. Lo que parece indiferencia puede ser, en realidad, prudencia mal gestionada.

  • Falta de herramientas: No todo el mundo sabe cómo comunicar en medio de una tormenta emocional. A veces, callar es lo único que saben hacer.

Y aquí viene lo más duro: a menudo, mientras una parte se queda en silencio, la otra se siente sola, ignorada, o no querida. Como si el vínculo se rompiera justo cuando más se necesita.

¿Qué hacemos con todo esto?

Lo primero que quiero que te lleves es esto: el silencio no siempre es desprecio. A veces es protección. A veces es miedo. A veces es simplemente falta de recursos. Y aunque eso no lo justifica todo, sí nos ayuda a mirar al otro con más compasión.

Ahora bien… compasión no significa conformarse. Vamos con algunas ideas para transformar esas discusiones.

 1. Hablad cuando no estéis en medio de una discusión

Muchas parejas intentan resolver sus formas de discutir mientras discuten. Pero en medio del enfado, con las emociones disparadas, es difícil entendernos.


Busca un momento de calma. Puedes decirle algo así como:

«Me gustaría hablar contigo de cómo nos comunicamos cuando discutimos. Me siento muy sola cuando te callas, y me gustaría entender qué te pasa por dentro.»

Hazlo desde la curiosidad, no desde la acusación. El objetivo no es “cambiarle” porque eso le hará defenderse, sino abrir un espacio seguro.

 2. Ponle palabras a tu necesidad emocional

Muchas veces pedimos que el otro actúe diferente, pero no decimos por qué. Intenta explicarle cómo te sientes y qué necesitas:

«Cuando te callas, siento que estoy sola en esto. Me gustaría que me dijeras aunque sea si necesitas un momento o si estás sintiendo abrumado.»

Puede parecer obvio, pero muchas veces el otro no lo sabe. Y si tú no lo dices, seguirá creyendo que callar es su mejor opción.

 3. Dale espacio si es necesario… pero con acuerdos

Tal vez tu pareja necesite un tiempo para calmarse antes de hablar. Eso puede ser válido, siempre que no se convierta en evasión crónica.
Un acuerdo puede ser algo así como:

«Si estás bloqueado y no puedes hablar ahora, dime ‘necesito un rato’ y quedamos en retomarlo luego. Pero no me dejes en el vacío sin saber qué está pasando.»

Así no se rompe el vínculo. No se trata de hablar en caliente, sino de garantizar que la conversación no se quedará en el limbo.

 4. Explorad el pasado emocional de cada uno

A veces, nuestras reacciones de adultos vienen de muy lejos. ¿Tu pareja aprendió que hablar era problemático? ¿Tú aprendiste que, si no insistías, no te escuchaban?
En consulta trabajamos mucho con eso: comprender de dónde vienen nuestras formas de comunicarnos, para no tomarlas como ataques personales.

Porque cuando dejamos de ver al otro como “el enemigo” y empezamos a verle como alguien que también sufre y se defiende como puede… algo se ablanda. Se abre otra forma de encontrarnos.

Y si eres tú quien guarda silencio…

Este artículo está escrito desde el punto de vista de quien sufre el silencio, pero si tú eres quien se calla al discutir, quiero decirte algo:
Tu silencio puede estar cargado de historia. Y no tienes que culparte por ello. Pero es importante que sepas que también tiene un impacto. Que la persona que tienes delante no puede leerte la mente. Que necesita señales de que estás ahí, de que sigues comprometido en el vínculo, incluso cuando estás desbordado.

Buscar ayuda, aprender a expresar poco a poco lo que te pasa, es un regalo que no solo le haces a la relación, sino a ti mismo.

Para terminar déjame decirte que las discusiones en pareja no se resuelven gritando… ni callando. Se resuelven entendiendo. Escuchando lo que el otro necesita. Aprendiendo a hablar no solo desde la rabia, sino desde la vulnerabilidad.

Si tu pareja se calla cuando discutís, no te culpes por sentirte herida. Hay caminos para aprender a discutir sin romper el vínculo. Sin que uno se sienta abandonado y el otro, atacado.

Y si necesitas ayuda para eso, estoy aquí.

Un abrazo grande,
Mary Marchante

Haz clic aquí para pedirnos una primera cita

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mary Marchante
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.