A veces pensamos que tener buena autoestima es algo con lo que se nace. Que hay personas que simplemente “se quieren” y otras que no. Pero la realidad es mucho más compleja —y también más esperanzadora—: la autoestima no es un destino, es un camino que se puede recorrer, paso a paso.
Y si estás leyendo esto, probablemente estés en ese proceso de empezar a mirar hacia ti, de hacerte preguntas, de querer tratarte mejor. Y eso, créeme, ya es un gran comienzo.
Hoy quiero acompañarte con algunas ideas y reflexiones que suelo compartir con mis pacientes cuando hablamos de autoestima. No son fórmulas mágicas ni recetas universales, pero sí pequeñas semillas que pueden ayudarte a relacionarte contigo de una forma más amable, más honesta, más consciente.
1. Empieza por escuchar cómo te hablas
¿Alguna vez te has detenido a observar cómo te hablas por dentro?
La voz interna que te acompaña en tu día a día puede ser tu mejor aliada o tu peor enemiga. Muchas veces, esa voz está llena de exigencias, comparaciones, reproches. Y lo más curioso es que casi nunca lo hacemos con mala intención: simplemente estamos repitiendo lo que aprendimos, lo que escuchamos, lo que nos dijeron que éramos.
Mejorar la autoestima no es repetir frases bonitas sin sentirlas. Es empezar a identificar ese diálogo interno y preguntarte: “¿Le hablaría así a alguien que quiero?”. Si la respuesta es no, es momento de cambiar el tono. No se trata de mentirte, sino de ser más justa contigo.
2. Cuida tu diálogo interno, pero también tus actos
A veces intentamos mejorar nuestra autoestima solo desde lo mental: diciéndonos que valemos, que somos suficientes, que todo irá bien. Y eso ayuda… hasta cierto punto.
Pero la autoestima también se construye desde lo que haces por ti. Desde si te das permiso para descansar cuando lo necesitas. Desde si pones límites cuando algo te hace daño. Desde si te hablas con respeto, pero también si te tratas con respeto.
Quererte no siempre es fácil. A veces quererte implica tomar decisiones difíciles, soltar vínculos que ya no van en sintonía contigo o enfrentarte a tus miedos La autoestima se cultiva también en esos momentos donde te eliges, aunque cueste.
3. Deja de compararte: tú eres tu propia medida
En un mundo donde todo se comparte, compararse es casi inevitable. Lo hacemos sin querer: con cuerpos, con trabajos, con relaciones, con el número de amigos o seguidores en redes.
Pero aquí va una verdad incómoda y liberadora: la comparación constante te aleja de ti. Te desconecta de lo que sí tienes, de lo que sí eres, de lo que sí deseas.
Compararte es mirar al otro como una medida universal, y eso es injusto. Cada uno vive procesos distintos, con historias, recursos, heridas y contextos únicos. No necesitas ser como nadie más para valer. La pregunta no es “¿Estoy mejor o peor que los demás?”, sino “¿Estoy siendo fiel a mí?”.
4. Rodéate de personas que te hagan bien (y aléjate de quien apaga tu luz)
La autoestima también se ve afectada por las relaciones que mantenemos. Hay vínculos que nutren, que inspiran, que te recuerdan lo valiosa que eres… y otros que erosionan poco a poco tu confianza, tu voz, tu alegría.
No se trata de buscar relaciones perfectas (spoiler: no existen), pero sí relaciones seguras. Personas con las que puedas ser tú sin sentirte juzgada, que te escuchen sin querer cambiarte, que te quieran también en tus días torpes o tristes.
Y si hay vínculos que te exigen demasiado, está bien poner límites. A veces, quererse también es soltar lo que duele, aunque haya cariño de por medio.
5. Reconoce tus logros, por pequeños que parezcan
Nos cuesta valorar nuestros avances porque siempre hay algo más que alcanzar. Pero la autoestima no se construye con grandes metas cumplidas, sino con pequeñas victorias reconocidas.
-
¿Te atreviste a decir “no” aunque te daba miedo?
-
¿Fuiste a esa cita contigo misma que llevabas tiempo posponiendo?
-
¿Cuidaste tu descanso, tu alimentación, tu bienestar?
-
¿Te hablaste con más amabilidad esta semana?
Todo eso cuenta. Todo eso es autoestima también. No esperes a sentirte “perfecta” para empezar a valorarte. Valórate en proceso, valórate imperfecta, valórate en construcción.
Mejorar la autoestima es un camino que se recorre día a día, a veces con pasos grandes y otras veces apenas con un movimiento sutil. No se trata de gustarte todos los días ni de tenerlo todo resuelto, sino de aprender a estar contigo, también cuando no estás en tu mejor momento.
Y si sientes que no puedes sola, no pasa nada. Pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de honestidad. Mereces acompañarte bien, y también ser acompañada.
Si este artículo te ha resonado, puedes guardarlo para releerlo cuando lo necesites. Y si quieres seguir cultivando tu autoestima, estoy aquí para acompañarte.