Síntomas de ansiedad: cómo reconocerla en tu cuerpo, tu mente y tus emociones

¿Alguna vez has sentido que algo no va bien, aunque todo a tu alrededor parezca estar en orden?

Puede que la ansiedad esté hablándote.

La ansiedad no siempre se presenta con ataques de pánico o nervios visibles. A veces es silenciosa, se camufla, y va ocupando espacio en nuestra mente y cuerpo sin que nos demos cuenta. Por eso, es importante conocer los síntomas de ansiedad más comunes: para poder identificarla, entenderla y, sobre todo, pedir ayuda si la necesitamos.

1. Síntomas físicos de la ansiedad

La ansiedad suele empezar en el cuerpo. Nuestro sistema nervioso se activa como si estuviéramos ante un peligro real, aunque no lo haya. Algunos síntomas físicos frecuentes son:

  • Palpitaciones o taquicardia

  • Presión en el pecho

  • Dificultad para respirar o sensación de ahogo

  • Tensión muscular (sobre todo en cuello, mandíbula y espalda)

  • Sudoración excesiva

  • Mareos o sensación de inestabilidad

  • Problemas digestivos: náuseas, diarrea o sensación de “nudo en el estómago”

  • Fatiga o cansancio constante

Es habitual acudir al médico pensando que es algo físico… hasta que te dicen que todo está bien. Y ahí aparece la palabra: ansiedad.

2. Síntomas cognitivos: lo que ocurre en tu mente

La ansiedad también afecta a nuestros pensamientos. Se vuelve difícil “parar la cabeza o los pensamientos”. Algunos síntomas cognitivos son:

  • Pensamientos repetitivos o intrusivos: ideas automáticas, involuntarias, que vienen a tu cabeza una y otra vez.

    Ejemplo: “¿Soy suficientemente buena para él?” “¿Y si me vuelve a dar ansiedad?” “¿Y si pego un volantazo con el coche, me mataría?”
  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones: te cuesta organizarte, te sientes más lento mentalmente o inseguro para elegir.

    Ejemplo: pasas media hora pensando qué contestar a un mensaje simple, o te bloqueas al hacer tareas que antes hacías sin problema.
  • Anticipación constante de lo peor (catastrofismo): imaginar escenarios negativos futuros como si fueran muy probables.

    Ejemplo: “Seguro que me va mal en la entrevista”, “Si le digo esto, se va a enfadar y me va a dejar”, “Me voy a quedar sola para siempre”.
  • Sensación de desconexión o de irrealidad: una especie de “niebla mental” o sensación de estar viendo tu vida desde fuera.

    Ejemplo: estás con amigas, escuchas, pero es como si no estuvieras del todo presente. Todo se siente un poco borroso o lejano.
  • Hipervigilancia: tu mente está en modo alerta constante, como si estuviera escaneando todo para detectar un peligro.

    Ejemplo:
    te cuesta relajarte en casa, saltas ante cualquier ruido, o analizas constantemente cómo están los demás por si algo “va mal”.

Tu mente va por delante de los hechos, imaginando escenarios negativos como si necesitara prepararse para lo peor.

3. Síntomas emocionales y conductuales

La ansiedad también afecta a tu estado emocional y a la forma en que actuamos en nuestro día a día. A veces se manifiesta de manera muy visible, y otras se cuela en pequeñas reacciones que nos cuesta identificar como ansiedad.

Algunos de los síntomas más habituales son:

  • Irritabilidad o cambios bruscos de humor: estás más sensible, cualquier cosa te molesta o te sientes desbordado por detalles pequeños.
    Ejemplo:
    alguien llega tarde y reaccionas con enfado desproporcionado, o estás a punto de llorar porque no encuentras las llaves.

  • Sensación de estar sobrepasado por cosas pequeñas: tareas simples te abruman.
    Ejemplo:
    hacer la compra, contestar un correo o salir de casa te resulta agotador, aunque antes lo hacías sin pensar.

  • Evitación de lugares, personas o situaciones: evitar lo que te genera ansiedad como una forma de protegerte… pero que a la larga la mantiene.
    Ejemplo:
    dejas de ir a eventos sociales, no coges llamadas o evitas ir en el metro porque te genera ansiedad.

  • Llanto frecuente sin saber por qué: la ansiedad a veces se expresa a través del llanto, aunque no haya una causa clara o inmediata.
    Ejemplo:
    estás cocinando o en la ducha y, de repente, te encuentras llorando sin saber explicarlo bien.

  • Inquietud constante o sensación de estar acelerado: te cuesta relajarte, aunque no estés haciendo nada exigente.
    Ejemplo:
    das vueltas por la casa, te mueves en la silla, te levantas mil veces o necesitas estar haciendo cosas para no pensar.

A veces intentamos seguir con la vida como si nada, pero por dentro estamos agotados de sostener tanto.

La ansiedad se puede tratar y tú no tienes que hacerlo solo

Reconocer los síntomas de ansiedad es el primer paso para poder trabajarlos. Aunque no siempre podamos controlar lo que sentimos, sí podemos aprender a relacionarnos con la ansiedad de otra manera, sin que dirija nuestra vida.

En nuestro espacio ofrecemos terapia psicológica presencial en Madrid y también online, para que puedas sentirte acompañado estés donde estés. La ansiedad no define quién eres. Solo es una parte de ti que necesita atención, comprensión y apoyo.

¡Te esperamos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mary Marchante
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.